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Introducción
¿Alguna vez te has preguntado cómo era la economía del Imperio Romano? Si quieres conocer una de las piezas clave de la grandeza de Roma, ya puedes dejar de buscar. En este artículo, te voy a contar todo lo necesario para que disipes tus dudas. Así que, sin más preámbulos, comencemos a analizar la economía del imperio.
La aparición del Imperio Romano
Cuenta la leyenda que los hermanos Rómulo y Remo fueron salvados por una loba cuando eran unos recién nacidos. Al hacerse mayores y conocer su historia, decidieron fundar una ciudad en el lugar donde ocurrieron los hechos.
Sin embargo, los hermanos no se ponían de acuerdo en cuál debía ser la ubicación exacta ni quién debía ser el líder. Tras una disputa en la que Remo cometió un acto considerado sacrilegio (saltó el surco donde se emplazarían las murallas), Rómulo lo atravesó con su espada, evitando así que los dioses permitieran que la muralla fuese violada. Los historiadores no han podido determinar si estos sucesos son verídicos, pero dan como válida la fecha de fundación de Roma por parte de Rómulo hacia el año 753 a.C.
Etapas del Imperio Romano
Los cambios del Imperio Romano a lo largo de la historia son amplios. Sin embargo, podemos dividir su evolución en tres fases claramente diferenciadas:
- La monarquía romana (753-509 a.C.)
- La república romana (509-27 a.C.)
- El imperio romano (27 a.C. – 476 d.C.)
Aunque esta es la cronología más aceptada, hay que considerar un evento clave en el año 395 d.C., cuando el emperador Teodosio dividió el Imperio entre sus dos hijos, dando origen al Imperio Romano de Occidente e Imperio Romano de Oriente.
Sin lugar a dudas, si tuviésemos que ubicar una edad de oro entre las distintas etapas, elegiríamos la etapa del imperio romano (27 A.C. — 476 D.C.). Durante esta época, el Imperio Romano alcanzó su máximo esplendor, extensión e influencia. Roma se convirtió en un vasto imperio, que abarcaba toda la cuenca del mediterráneo. Además, tras su existencia el mundo ya nunca volvió a ser el mismo. Ya que sentó los pilares de la cultura europea, que se fue construyendo a lo largo de los siglos venideros.
El Imperio Romano de Occidente cayó en el año 476 d.C., pero si consideramos la historia del Imperio Romano de Oriente, este sobrevivió hasta la caída de Constantinopla en 1453 d.C. Este imperio es más conocido como Imperio Bizantino.
El modelo económico del Imperio Romano
Antes de abordar este tema, es importante aclarar que conocer la economía del imperio romano es complicado, ya que se conservan muy pocas pruebas y documentos. Por lo tanto, lo que conocemos hoy en día se basa en interpretaciones a partir de los hallazgos históricos.
A pesar de ello, los investigadores han logrado reconstruir una imagen bastante completa del sistema económico romano.
La economía del Imperio Romano era predominantemente agrícola, como la de todas las sociedades preindustriales. Sin embargo, encontró una vía de crecimiento y desarrollo a través del comercio. Para entender cómo el comercio se convirtió en la clave de la prosperidad romana, debemos analizar varios factores.
Uno de ellos es que los mercados de bienes, trabajo y capitales funcionaban con relativa eficiencia para la época. Aunque no eran completamente eficientes, operaban mucho mejor que en la Edad Media, lo que permitió una mayor especialización de la población.
Este mejor funcionamiento fue resultado de las leyes romanas que regulaban los mercados, así como de las medidas militares, políticas y legales que Roma aplicó en sus territorios. Gracias a estas políticas, el comercio a larga distancia se convirtió en la auténtica fuente de prosperidad del Imperio.
Factores que impulsaron el comercio romano
1. El papel del ejército en la economía
El ejército romano tenía dos misiones fundamentales:
- Defender y expandir el territorio imperial.
- Proteger las rutas comerciales terrestres y marítimas.
Esto aseguró un entorno seguro para los comerciantes, quienes podían desplazarse con tranquilidad sin temer por sus mercancías. Este nivel de protección fomentó un comercio más dinámico y rentable.
2. Concesión de la ciudadanía y estabilidad política
Cuando Roma incorporaba nuevas ciudades o territorios, concedía la ciudadanía romana a sus habitantes, otorgándoles los mismos derechos políticos y económicos.
No obstante, no todas las personas eran consideradas ciudadanos. Para ello, debían cumplir ciertos requisitos: ser hombres libres, poseer tierras y ser aptos para el servicio militar.
3. Un marco legal estable
Todas las ciudades del Imperio estaban sujetas a la ley romana, lo que implicaba:
- Protección de la propiedad privada.
- Seguridad en la ejecución de contratos.
- Resolución de disputas bajo un sistema legal uniforme.
Este marco legal estable facilitó la expansión del comercio y evitó que los conflictos se resolvieran mediante la ley del más fuerte.
Otros aspectos a tener en cuenta de la economía del imperio romano
Un aspecto que siempre ha sido muy infravalorado es el desarrollo tecnológico. En este sentido, debemos tener en cuenta los avances que se produjeron durante la edad de oro del Imperio. Estos, son importantes porque permitieron aprovechar al menos en cierto grado las economías de escala.
Entre otros avances encontramos; obras de ingeniera como el acueducto de Segovia, molinos de agua capaces de transformar un movimiento rotatorio en lineal, criaderos de peces, instalaciones para el procesado y un largo etcétera. Pero sin lugar a duda, por su importancia para el comercio terrestre, debemos reservar una mención a la red de calzadas romanas. Aunque hay que aclarar que las rutas comerciales más importantes eran las marítimas, todo esto permitió un aumento considerable de la producción y el comercio.
Por otra parte, es interesante resaltar la situación de los mercados financieros (mercados de capitales). Ni de lejos, existía la profesionalización que sufrió el sector a lo largo de los siglos XVIII y XIX. Pero existió un mercado de pequeños bancos y acreedores, que financiaban el comercio y el consumo. La labor principal del mercado financiero, consistía en financiar las expediciones comerciales. A cambio, los comerciantes pagaban un determinado interés. Durante la época del Alto lmperio Romano (27 AC — 200 DC), solía encontrarse en tono al 1% mensual o 12% anual. Esta importante labor, permitió sufragar costes del comercio que de otra forma no se hubiesen podido cubrir.
Los problemas económicos y el colapso del imperio romano
Los primeros síntomas de agotamiento de la economía del imperio romano lo encontramos en la inflación creciente que se produjo a lo largo del siglo III. La inflación genera inestabilidad para el comercio. Pero a esto, hay que sumar su consecuencia sobre los bancos y acreedores. Ya que estos, ante aumentos de la inflación deberían haber aumentado su tipo de interés para seguir siendo rentables (diferencia entre tipo de interés real y nominal). Pero por desconocimiento o causa que desconocemos, no lo hicieron. Por lo que se produce una caída de la rentabilidad de los bancos. Lo cual implicó que cada vez eran menos los que se dedicaban a esta actividad.
En cuanto a las causas del colapso, existen diversas explicaciones de la caída del imperio más grande que el mundo había visto hasta entonces. Pero todas, toman su origen en la extensa epidemia de viruela que trajeron las tropas romanas de oriente próximo. Podemos decir, que esta fue el desencadenante del declive económico del Imperio Romano. En cuanto al por qué, lo vamos a analizar a continuación. Esta devastó a la población de forma muy considerable. Sobre todo, en las ciudades. Para que os hagáis una idea, el criterio general es que algunas zonas llegaron a perder hasta un tercio de su población. Por lo que tenemos una crisis poblacional en toda regla.
A causa de esta crisis, las tropas encargadas de la defensa del imperio se vieron mermadas. Por lo que, para restaurar sus capacidades, incorporó nuevo personal de zonas fronterizas con diferentes idiomas y formaciones. Esto hizo que un ejercitó que se había mostrado muy capaz hasta entonces, empezara a perder su eficiencia.
Además, debemos recordar las funciones que tenía el ejército. Estos, eran los encargados de mantener seguras las rutas comerciales y despejadas, así como, de mantener y aumentar el área de influencia económica. Atendiendo a estas funciones, ya os podéis imaginar los daños en la economía del imperio romano. Claramente, la seguridad física de los comerciantes y sus productos se vio comprometida. Por lo que actúo como freno para el comercio.
También, hay que tener en cuenta que la disminución del comercio se produce a la par por la contracción de la demanda. Ya que hay menos gente para comprar productos tras la epidemia. A ello, debemos unir que por el mismo motivo disminuyó la mano de obra disponible. Por los que las capacidades productoras de la oferta, también se vieron mermadas.
Para rematar la situación, también confluyó un cambio en el clima. Por lo que los cultivos que hasta entonces habían sido rentables, empezaron cuanto menos a reducir su rentabilidad. Esto supuso un palo adicional al comercio que se vio aún más mermado. Este impacto, seguramente se hubiese mitigado si se hubiese apoyado de forma sistemática la investigación científica. Pero al menos hacia las etapas finales del imperio, todo sugiere que no existía este apoyo.
En definitiva, vemos que los detonantes del declive de la economía del Imperio Romano fueron dos. Por una parte, la incapacidad para recuperarse de la crisis poblacional. Por otra parte, la incapacidad de los romanos de encontrar nuevos cultivos rentables. Todo esto, hizo que el comercio de larga distancia cesara y que la integración de los mercados lograda a lo ancho y largo del imperio desapareciese. Es decir, los mercados siguieron existiendo, pero a una escala mucho más local.
Ante tal bucle de espiral negativa continua, no es de extrañar que finalmente se llegara a un colapso completo del imperio en el año 476 DC.
Conclusión
El Imperio Romano logró construir una economía de mercado altamente integrada para su tiempo. Su crecimiento económico y su prosperidad se basaron en la expansión del comercio, el desarrollo de infraestructuras y un sistema legal estable. Sin embargo, las crisis internas y externas debilitaron progresivamente su sistema económico, estructura política y fuerza militar hasta llevarlo a su caída.
El otrora todopoderoso Imperio Romano se desmoronó en el 476 D.C. Aunque no todo el imperio sucumbió. La parte oriental del imperio consiguió recuperarse y aguanto en pie otros mil años más. Pero los días de gloria de los romanos habían terminado. Ya solo los libros de historia, serían capaces de revivir el esplendor y grandeza de una sociedad que siempre recordaremos.
La historia de Roma es una de las más apasionantes que todo historiador que se precie quiere aprender. Pero, ¿Tu qué opinas? ¿Crees que también es importante estudiar como era la economía del imperio romano? Déjame tus comentarios y no olvides suscribirte al canal para seguir explorando temas como este. Si te interesan más artículos como este puedes pasarte por nuestra categoría de historia económica. ¡Que tengas un lindo día y nos vemos en el próximo episodio!
Bibliografía artículo economía del imperio romano
Neal, L. y Rondo, C. (201ó). Historia Económica Mundial. Alianza Editorial.
Temin, P. (2017). The Roman Market Economy. Princeton University Press.